miércoles, 19 de noviembre de 2008

Bucanero solitario

Regresó esta temporada el Chievo a la Serie A tras pasearse el año pasado por la Serie B. Sergio Pellissier es y era su gran referencia ofensiva. Con una dilatada trayectoria en Serie A, a sus 29 años venía de anotar 22 tantos en Serie B, y se erigía así como la clave ofensiva del equipo veronés.

Pasados apenas tres meses, Pellissier está estancado en el solitario gol que marcó en la jornada 9 en la derrota por 1-2 del Chievo frente a la Lazio. No es un problema del jugador, solamente. El Chievo es ahora el colista en solitario de la Serie A con tan sólo 6 puntos tras 12 jornadas. Un pobrísimo balance que ya obligó a la entidad a sustituir a Giuseppe Iachini por Domenico Di Carlo hace un par de semanas.
Sin embargo, la situación no ha mejorado, y el Chievo se encuentra en una situación verdaderamente complicada. Cierto es que los otros dos equipos que llenan la zona de descenso, Reggina y Bologna, llevan también sólo 8 puntos, pero la Roma, la primera en salvarse ahora mismo, está ya a 5 puntos. Coincidiremos todos que estar a 5 puntos del descenso tras 12 jornadas es realmente preocupante.

La realidad es que el equipo del Chievo no da para mucho más, que la verdadera esperanza para sacar el equipo adelante no era, y sigue siendo otra, que Sergio Pellissier. Y claro, si el referente falla, sin ser puramente culpa suya, el equipo no puede funcionar.

Y aquí es donde todo se complica, porque analizar las razones del bajo rendimiento de Pellissier no es sencillo. Pero trataremos de ilustrar alguna.
Hizo el jugador unas declaraciones hace un par de semanas o tres, afirmando que se sentía muy solo en la punta de ataque. Resulta curioso, cuando Iachini estaba utilizando un 4-3-3. La explicación fuere, seguramente, la falta de un enganche que ayudara a canalizar el juego de ataque, puesto que muchos equipos pequeños no tienen la capacidad de mover balones a lado y lado del campo para recortar distancias con la porteria como puede estar haciendo el Barcelona.

Por eso, cuando debutó, Di Carlo apostó por un 4-3-1-2, subiendo a Michele Marcolini a la mediapunta. Sin embargo, el rendimiento no fue mucho mejor. Por ello, Di Carlo volvió a modificar el sistema, y en los dos últimos encuentros ha apostado por un 4-3-2-1, potenciando ese enganche en detrimento de un ataque más poblado.
Podría ser la solución, si no fuera porque cometió el error de bajar a Pellissier a la mediapunta en favor de Erjon Bogdani, que quedaba como único punta. Uno se pregunta cómo es posible que se reste prioridad al mejor delantero del equipo. Pellissier es un jugador de buenos reflejos, con buen olfato de gol, que aprovecha bien los espacios en los contraataques. Dejando a Bogdani arriba se limita mucho ese potencial. Di Carlo podría alegar que le falta talento para ese 2º mediapunta y que Pellissier es quien puede suplir ese vacío. Bien, pues entonces partimos de un error de base, hay que cambiar el sistema.

Yo particularmente apostaría por no mover el sistema otra vez, regresar al 4-3-1-2 y esperar. Pero no sólo por estabilidad táctica, sinó por paciencia. El Chievo se ha enfrentado en el corto periplo de Di Carlo a la Juventus (0-2) y al Milan en San Siro, donde cayó por un más que honroso 1-0 (y no sólo por las cifras del resultado, sinó también por juego). Es por eso que el Chievo debería mantener el sistema que impuso el entrendor a su llegada y esperar, respirar hondo y dar tranquilidad al capitán, que debe estar hecho un manojo de nervios.

Por el momento es todo lo que el Chievo puede hacer. En invierno, sin duda, tendrán que plantearse algún fichaje, y no necesariamente en el ataque. Al centro del campo le vendría bien otro jugador con experiencia en Serie A. Por ejemplo, Obodo y Tissone están bastante olvidados en Udine, y el Chievo ya logró contratar a Pinzi del club blanquinegro este pasado verano.
Esperemos que este regreso a la Serie A no termine como empezó su andadura en el infierno de la Serie B ahora hace dos años, con una floja temporada plasmada en un descenso lento y doloros hacia la cola de la competición.

martes, 18 de noviembre de 2008

Mascara 'on fire'


Giuseppe Mascara, delantero de 29 años del Catania, está en racha. Para entendernos, Mascara es el típico delantero de equipo pequeño que no ha hecho nunca nada relevante, que aguanta la dureza de la Serie A gracias a la confianza de los entrenadores que han ido pasando por el banquillo siciliano en estas tres temporadas en la máxima categoria. Con unos registros modestos, Mascara era un jugador que no llamaba la atención de nadie. Primero, a la sombra de Spinesi, la temporada pasada, a la sombra de la explosión del uruguayo Jorge Martínez.

Pero este año todo es distinto. El Catania empezó fuerte, y Mascara marcó. Y marcó. Y volvió a marcar. Spinesi sigue lesionado, Martínez no anda fino y, a pesar de que no es delantero centro (Paolucci se ha hecho con el puesto pasando por encima de Plasmati), se ha erigido en el goleador y líder del equipo.
En pleno auge de la que puede ser su gran temporada, este domingo se encargó él sólo de remontar y tumbar al Torino (3-2). Anotó un hat trick que le sirvió al Catania para superar lo que podía ser el inicio de una crisis tras el gran inicio realizado.
Por descontado, el primer hat-trick de Mascara en Serie A. Y no estoy informado, pero puedo sospechar que haya sido el récord en su carrera profesional.

La excepcionalidad de su actual registro goleador es tal, que ya ha superado, en 12 jornadas, sus anteriores registros en la misma categoría: 6 goles la temporada 2006/07 y 5 la pasada 2007/08. A este ritmo puede igualar sus mejores registros en el club sicialiano, 13 y 14 goles en Serie B las temporadas 2003/04 y 2005/06 respectivamente.

Ante un hecho así uno no puede más que alegrarse por el jugador y aplaudir. ¡Bravísimo Giuseppe!

Aquí teneis un resumen del partido, dónde podreis ver los tres tantos del jugador azulgrana.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Borriello en la encrucijada

A nadie se le escapa que un delantero que no marca, por mucho que lo intente, y por muy cerca que esté de lograrlo, no sirve. Marco Borriello regresó en verano a Milán para triunfar. Tras anotar 19 tantos la pasada temporada en el Genoa, el Milan apostó por él para convertirse en su referente en punta. Alrededor de 10 millones de euros costó recuperarle.

Borriello empezó la temporada lesionado, y ahí muchos pensamos que, ante la obligación de Ancelotti de apostar por otros jugadores, sus oportunidades se veían claramente reducidas, que éste podía ser un golpe demasiado duro para un jugador que, a pesar de sus registros, llegaba suscitando algunas dudas. Pero Marco se recuperó y Carlo Ancelotti apostó por él, colocándole como único punta, aparcando al Pippo Inzaghi y al jovencísimo Alexandre Pato, y, por supuesto, dejando en el más absoluto ostracismo a un Shevchenko que disfruta de una jubilación decente en la ciudad donde triunfó.
Marcó frente a la Reggina en la cuarta jornada, pero volvió a lesionarse. Tres semanas después reapareció, de nuevo como titular, y no ha vuelto a anotar.

Lo ha intentado por activa y por pasiva, de cabeza, de volea, en el uno contra uno... Borriello ha dispuesto de más de una decena de ocasiones claras para ganarse la confianza de la afición rossonera, pero no ha logrado acertar. Como es lógico pensar en un jugador que debe reafirmarse, la ansiedad se lo está comiendo vivo. Es evidente. El domingo pasado dispuso de hasta cuatro ocasiones clarísimas de gol para lograr cortar la mala racha. Incluso tuvo un par de remates más que no era descabellado pensar que podía convertir en gol. Pero no hubo manera, a ratos un control demasiado largo, la oportuna intervención de Souleymanne Diamoutene sobre la línea de gol, el colocar mal la bota para fusilar a bocajarro... no hubo forma.

A pesar de la realidad, y el comprensible enfado de la afición, Ancelotti parece que seguirá apostando por él este próximo fin de semana contra el Chievo. Pato refunfuña en el banquillo y la afición vierte viscerales comparaciones con Alberto Gilardino en internet. Borriello debe marcar.

Esta vez en casa, frente a uno de los rivales más débiles del campeonato. Borriello sabe que goza de la confianza del cuerpo técnico, pero debe marcar, debe superar su ansiedad, anteponerse a la mala suerte en los últimos partidos y marcar.
Marcar, marcar y marcar. De una vez. Porque, por mucha paciencia que pueda tener el banquillo, al final, la realidad cae por su propio peso, y dos partidos más sin marcar le conderán al banquillo para el resto de la temporada.

Para interesados, aquí el escaneo de un artículo sobre el tema, en italiano.

Y aquí el resumen del Lecce 1 Milan 1 del día 09 de Noviembre, donde podreis ver las oportunidades de Borriello: